El Auto nos parece sólidamente fundado, y
nadie, jurídicamente serio, cabría que hubiese pensado, como posible, otra
resolución.
Sin embargo, nuestro modo de ver el asunto
es algo diferenciado.
No es que discrepemos en algo de
Colmenero, no.
Lo cual no obsta --si se nos permite-- hacer
las siguientes reflexiones de orden intelectual:
Efectivamente: el ‘positivismo’, es
decir, el mirar qué dice la ley o las leyes como regla o modo de saber lo que,
según esas leyes, es bueno o malo…, es
una barbaridad mental que, de hecho, ha llevado a tiranías tan salvajes como la
hitleriana que adoctrinaba a niños desde que nacían, lavándoles de este modo su
cerebro y mediatizándoles así insalvablemente su comportamiento a beneficio,
quizá exclusivo, del que ¡por eso! les adoctrinaba...
Es una barbaridad, y es tonto: porque
parece creer que algo que sea contrario a la condición humana, pueda dejar de
serlo con sólo legislar que no lo es, y repetirlo masivamente.
Por tanto, es cierto que, con sólo
decir que algo es ‘legal’ (o sea: que
viene recogido en una ley y obligado por ella),
con sólo eso --según bien decía
el de Solsona--, NINGUNA certeza nos da TODAVÍA
de que sea justo o no.
Estamos, pues, de acuerdo en que una
ley, por mucho que sea ley aprobada ‘legalmente’ (¡curiosa ‘petición de
principio’, el querer demostrar algo,
pero presuponiendo que, por aprobado ‘legalmente’, ya ‘tiene que ser’ verdad!),…
ya vaya a ser, sólo con eso, algo ‘justo’.
2/ Por consiguiente, el argumento de haber
infringido una ley, no bastaría todavía --en puro rigor filosófico-- para ‘castigar’ al infractor: habría que
analizar, además del ‘qué’ ha infringido, el ‘cómo’ y el ‘porqué’ lo ha hecho.
Y
es cabalmente en esto último,… en lo que los conspiradores catalanes se han ganado --con todísima razón ahora, según nos parece-- la cárcel con
valor de un escarmiento ejemplar.
Completaremos aquí, pues, el
argumentario del TS anotando que si alguien se rebela contra una ley, no es
punible tanto por que la incumpla --que
viene a ser de pura coherencia que lo haga--, sino por ¡el porqué! se rebela y ¡cómo!
se rebela.
Y en repuesta a estas dos últimas
preguntas, bien se ve que los ‘conspiradores’ independentistas SÍ QUE son
rotundamente punibles. Por lo
siguiente:
3/ La legitimación para rebelarse sólo proviene de lo injusto que sea aquello contra lo que nos
rebelamos.
Pero
¿cómo
determinar qué es lo que sea justo
o, por el contrario, ¡insufriblemente!
‘injusto’?
Entramos con esto de lleno en el terreno de la
Filosofía del Derecho, que trataremos de aclarar resumidamente.
4/ Así sucede que si asumiésemos la teoría
‘positivista’ del extinto Peces-Barba --cuyo supuesto ‘socialismo’ parece que
mayormente se tradujo en ostentar altos y pingües cargos en todo cuanto pillaba--;
Peces-Barba, que ‘enseñaba’ en su cátedra que era ‘de Justicia’ cuanto estuviese recogido
en una ley --teoría que dio pábulo y respaldo al nazismo y a cuantos otros Nerones en el mundo han sido--,… ¡NUNCA!
podríamos rebelarnos contra esos tales ni contra leyes que atropellasen cualquier
sensata convivencia…
Tan repulsivo ‘positivismo’ vino a ser
paliado, en parte, por la prestidigitación
mental que propuso John Rawls
(1921-2002), el cual dijo que la fijación de qué sea ‘verdad’, y su
corolario de qué sea ‘la Justicia’, provendrá del mero ‘acuerdo’
que un grupo supuestamente ‘imparcial’
adopte en cada momento… Y fijaba la ‘imparcialidad’ en que el grupo acordante,
para alcanzar ese ‘consenso’, hubiese partido
de ser ¡todo lo ignorante! que se
pudiese ser sobre el tema que iban a consensuar…
Pero es evidente que, con este
pintoresco planteamiento, Rawls sólo estaba demostrando su obvia y también total
ignorancia de la teoría matemática
de la ‘información-como-magnitud-contraria-a-la-incertidumbre’,
vulgarmente dicha ‘información-para-evitar-el-caos’
(como cuando se ponen semáforos en los cruces, para que no haya choques), o
técnicamente llamada ‘negentropía’ (en
lenguaje de la Termodinámica). (¡Ah, pero …!: ¿Termodinámica hemos dicho? Pues materia ésta, sin duda, que excedía
con creces la capacidad intelectual de Rawls… ¡Qué lástima!)
Consecuencia de lo propugnado por Rawls sería
que si, en un momento dado, un grupo (una población) --¡y mejor aún si parten de ser absolutamente ignorantes sobre lo que
van a decidir!-- se pone de acuerdo para darse
unas reglas de juego de convivencia…, ¡genial: YA NADIE!, por mucho que fuesen
unas reglas ‘inhumanas’ --el nazismo como
ejemplo otra vez-- podrá rebelarse
contra eso… que…, por el mero ‘consenso
entrecruzado’ (en expresión de Rawls) alcanzado, ya había pasado a ser ‘la verdad’ y ‘lo justo’… ¡irremisiblemente!
Bien
se ve que esto TAMBIÉN es una memez, y TAMPOCO nos sirve.
5/ La cuestión
crucial estará pues, repetimos, en qué
tomaremos por ‘justo’ o, por el
contrario, el qué como ¡ya
insufriblemente! ‘injusto’. Y, para
ello, ya hemos visto que ni siquiera Rawls
--el sucedáneo del ‘contrato
social’ rousseauniano-- nos sirve.
¿Nos basaremos entonces, quizá, en los ‘Derechos Humanos’?
Pero, entonces…, ¿cómo saber cuáles son
estos ‘Derechos? ¿Simplemente los que hayan ‘acordado’ que sean, unos señores reunidos en una sala de
Conferencias en 1948? Porque ¡vaya!: entonces volvemos a Rawls, y nos estamos
volviendo otra vez ‘esclavos’ de lo
que, en un tiempo y para un lugar concreto, decida un grupo de doctos capitostes… por el simple hecho de que hayan
llegado a un acuerdo entre ellos… (Pues
¡tampoco nos gusta!)
Nosotros proponemos volver la vista a la cosmología, la biología
y la filosofía y, escudriñando en sus saberes, ir en busca --¡cada vez mejor y
más completa; desde luego!--; en busca de los
‘valores’ que definen al ser humano diferenciándolo
del resto de seres del Universo … ¡Universo
en el que estamos y del que también somos
parte…!.
Así SÍ:
así podremos ir PROGRESANDO Y COMPLETANDO ‘el
conocimiento’ de esos ‘valores’ y las CONSECUENCIAS de ellos que
respetar TODOS y para TODOS.
¡No es --¡por favor: no!-- que definamos
nosotros, ¡‘porque sí’! (“lo
que nos plazca”), lo que nos pongamos de
acuerdo en decir que ‘es eso’ y
no otra cosa… ¡No!.
Lo que es, es (…aunque nosotros ‘acordásemos ‘ que ‘no’ es).
A nosotros sólo nos cabe ir DESCUBRIENDO ¡‘lo que es’!..., cada vez más y
mejor, y sacándole más diversas consecuencias…
¡Esto sí! Pero esto es cosa conceptualmente ¡bien distinta! a lo del
positivismo de “es lo que me da la gana”, o al contractualismo de “es lo que
acordamos que sea”.
¡No!. ¡NADA nos ‘inventamos’! Sólo vayamos descubriendo
y asumiendo más y mejor lo que YA ES, lo que YA ESTÁ ahí… ¡Ésta es la
cuestión!
6/ Centrado el asunto de este modo, pasemos
ya al punto siguiente: ¿cuáles son los Derechos CONSUBSTANCIALES con los valores humanos específicos, es decir: con
la ‘condición humana’?
El primero
de todos, evidentemente, es el respeto a
la vida y la integridad ‘total’ –es decir: psicosomática-- de cada persona.
De lo cual derivarán otra serie de
Derechos ‘consecuentes’…, que serán
los necesarios para ‘asegurar’ el de
la vida e integridad ya mencionados.
Como lo es, v.gr., el Derecho a ser INFORMADOS … ¡lo bastante!
como para crecer en sabiduría… ¡en
todos los campos!, y saber desenvolvernos
¡cada vez mejor! (más eficiencia; menos efectos secundarios nocivos…)
Con un importantísimo e inalienable corolario: el Derecho a que toda información --escolar, académica, profesional, social,
psicológica, de lo que ocurre y cómo nos afecta, etc-- respete
SIEMPRE el Principio de VERACIDAD.
Podríamos decir que no hay delito de
mayor ‘lesa humanidad’ que ¡el mentir! a quien demanda información. ¡Sea la que
sea, y de lo que sea!
¿Por qué? Porque ésta se convierte en la PREMISA
indispensable para reducir ‘realmente’
(no, ficticiamente) las incertidumbres
de futuro. De modo que SÓLO ASÍ podremos asegurarnos que
sea posible y eficiente la CONVIVENCIA,
la cual implica siempre un ‘devenir’ en el tiempo: devenir que ‘todavía’ ¡NO conocemos!, pero que podremos ‘prevenir’: por
ejemplo, si acordamos algo con alguien y nos consta la fiabilidad de ese
alguien, podremos predecir todos los
comportamientos y efectos relacionado con ese acuerdo…
Y Derecho a la ‘Convivencia’ que
es CONSUBSTANCIAL con la condición humana: pues siendo los
humanos seres MUY limitados en nuestras posibilidades, necesitamos COMPARTIR e intercambiar cada uno lo nuestro con
otros… como único modo
plausible de ‘prosperar’ ¡TODOS! (y
no sólo los avispados que actúen como
‘avispones’…)
De modo que si EL PRIMER Derecho
Humano es el del mutuo respeto de la vida e integridad de cada, el
inmediato e inevitable corolario de éste
será EL SEGUNDO más importante Derecho CONSUBSTANCIAL a la condición humana: el de CONVIViR en PAZ
y provecho recíproco.
Y
si del primero ya se seguía la rigorosa exigencia del respeto a LA VERDAD,
resulta que TAMBIÉN de este segundo --el Derecho a la Convivencia-- se desprende igualmente imperioso el mismo respetar SIEMPRE la Verdad.
Verdad
que es , desde luego, ¡imprescindible! para convivir… ¡EN
PAZ!. Y Paz sin la que ¡ninguna! ‘convivencia’
podría sobrevivir.
Pero PAZ que tampoco sobreviviría si NO se atiende a la más estricta JUSTICIA
distributiva y retributiva.
Aunque ninguna
Paz, ni Justicia, ni --por tanto--
Convivencia, ni --entonces-- ¡tampoco! siquiera el respeto a la vida se
aseguraría si… NO se reconociese igual y
simultáneamente el Derecho Fundamental a la SOLIDARIDAD con que abrirnos
a COMPARTIR y a la MUTUA ayuda…
(Y
así podríamos seguir detallando TODOS
los auténticos Derechos Humanos Fundamentales que deberemos RECONOCER
que existen, y RESPETAR y hasta apoyar y PROMOCIONAR).
7/ Dicho lo cual, ya estamos en
condiciones de advertir contra cuáles leyes sí, y cuáles no, podremos --querido Obispo de Solsona: ¡a ver si se
entera usted, hombre!-- ‘rebelarnos’,…
y ‘cómo’ hacerlo (incluso, llegado el caso, infringiéndolas;
desde luego).
Que… los conspiradores del independentismo catalán ¿no se han enterado,
todavía, cuáles sean, y ‘cómo’ hacerlo
¡Pues parece bien claro…!: SÓLO puede
uno REBELARSE --y en esto creo que
coincido con el bueno de Sto. Tomás de Aquino, querido solsonés-- contra leyes que atenten contra los
Derechos Humanos Fundamentales y sus relacionados
como el Derecho a la Libertad de ‘íntima’
decisión, el Derecho al propio e ‘íntimo’
Pensamiento y Creencia, el Derecho a Expresarnos si lo hacemos dentro del más ESCRUPULOSO respeto a TODOS los Derechos de los
demás --incluido el Derecho a recibir la
Verdad y sólo la
Verdad…--, etc.
8/ Y en cuanto al ‘cómo’, lo primero y más
fundamental de todo es…¡con la VERDAD, y sólo la VERDAD por delante..!
Y este imprescindible requisito es el que
ha quebrado y brillado por su ausencia pavorosamente en los ‘conspiradores’
catalanes.
9/ Y sucede, dentro de esta exigencia de JAMÁS
mentir, sino SIEMPRE decir lo que es VERDAD comprobable y comprobada, que también JAMÁS --repetimos-- JAMÁS se puede
acoger como Derecho Humano el de ‘autodeterminación’
para
hacer lo que nos dé la gana, tanto individual como grupalmente.
Porque --respetado Obispo--, de aceptar
esta idiotez, estaríamos abocándonos al CAOS más absoluto e ineficiente, injusto, salvaje, brutal, e …¡INHUMANO
precisamente!
…
ASÍ TAMBIÉN el propio ejercicio de
los Derechos Humanos --incluido el
de libertad-- tiene como límite
la preservación, respeto y aun apoyo de LA
VERDAD, la Justicia, Paz, Convivencia, Solidaridad, y el etc. de los Derechos Humanos DE TODOS
los demás.
Para lo cual, venimos OBLIGADOS a
cumplir TODAS las leyes que
también los respeten. ¡Gusten o no
gusten!
Y es una obviedad que la Constitución
Española ¡LOS RESPETA! Ergo… ¡HAY QUE CUMPLIRLA!
Es decir (para que nadie diga que no se
nos entiende): hay que cumplirla… ¡no, porque sea ‘una’ ley vigente!; sino que hay que cumplirla porque LA REBELIÓN SÓLO está
legitimada contra leyes que atropellen FLAGRANTEMENTE
Derechos Humanos. Y esto NO SUCEDE en
la Constitución Española.
Decir lo contrario es lo que es un flagrante atentado contra el Fundamental Derecho de SIEMPRE decir LA VERDAD y
sólo LA VERDAD.
Y Derecho Fundamental éste (el
decir siempre LA VERDAD y nada más que LA VERDAD; repetimos) en y para la Convivencia --convivencia
que es, recordemos, CONSUBSTANCIAL con el Derecho a la Vida y a la Integridad--, y
que además ES REQUISITO IMPRESCINDIBLE DE CUMPLIR, para legitimar cualquier ‘rebelión’.
Pero sucede que ENGAÑAR a otro para inducirle o –lo que es más
perverso aún-- seducirle a que haga
algo que le perjudica --pero que
beneficia al engañador--, y que de
ningún modo habría hecho si no hubiese sido engañado, es ESTAFA.
Y estafa, además, ‘MASIVA’. Con abuso de posición dominante y fraude de la
confianza recibida. Y destruyendo toda
defensa intelectual de sus víctimas, bombardeadas continuamente con adoctrinamiento mediante mentiras escogidas.
Pues esto, precisamente esto,
es lo que han venido haciendo durante años quienes, aspirando a
su propio y enloquecido protagonismo aun a costa de la ruina de todos los
demás, han venido también poniendo todo su empeño en arrastrar a ignorantes,
ingenuos, o –por el contrario-- pillos ‘pescadores en río revuelto’, a la
sedición y la rebelión.
11/ La única ‘autodeterminación’
que nos cabe y nos compete a cada cual es en el elegir cada día, cada segundo y en cada instante,… entre ser honestos
o deshonestos. Con los demás y con nosotros mismos.
Y la primera vara de medir la HONESTIDAD
radica en ver si somos VERACES, o engañamos: a los demás, y a
nosotros mismos.
Porque, en esto, o jugamos todos, o nos
vamos al garete… ¡también todos!
12/ Concluimos, en fin, nuestra
contribución al argumentario del Auto del TS del que fue ponente el Magistrado Miguel Colmenero:
El
gravísimo delito de --casi
diríamos; según lo arriba expuesto-- ‘lesa humanidad’ que entendemos cometido obviamente por los conspirados
catalanes (aunque del que nadie parece
haberse percatado y, desde luego, menos aún haberles acusado), ES el de haber FALTADO A LA VERDAD como forma de ESTAFA
MASIVA por la que incitaban a SUBLEVARSE
contra una legalidad vigente que
EN NINGÚN CASO era agresora de los Derechos Humanos que, existiendo conforme a
la naturaleza humana, han sido ya Declarados por las Naciones Unidas en 1948 y
complementados sucesivamente por otros Protocolos Internacionales que ¡SIEMPRE!
EXCLUYEN su interpretación EN CONTRA de
ellos mismos --como manifiestamente
sería invocar un FALSO ‘derecho de autodeterminación’ para infringir
abiertamente el Derecho a la
Solidaridad que a todos incumbe,
y el Derecho a que TODOS
cumplan las leyes (según lo arriba expuesto) en cuanto que con ello
se está ejerciendo la legítima ‘DEFENSA PROPIA’ de todos los intereses,
igualmente legítimos, de TODOS los ciudadanos--.
Sólo cumpliendo las leyes
legítimas, cooperamos a la DEFENSA de
TODOS, incluidos los que más necesitan de nosotros.
¿Qué clase de ‘Derechos Humanos’ es eso de “coge el
dinero, y corre”?
Prof. Dr. Fernando Enebral Casares